Biodiversidad y Cambio Climático

Hasta el momento, la ciencia ha descubierto alrededor de 2 millones de especies, pero la mayoría de ellas aún siguen siendo muy poco conocidas. A partir de grupos bien estudiados de Eucariotas y sus patrones generales de distribución, se puede estimar que en realidad en el planeta existen al menos 12 millones de especies.

Si bien restan por conocer aproximadamente el 84% de la biodiversidad mundial, posiblemente la mayoría de las especies que existen ahora se extinguirán antes de ser descubiertas. Los factores que impulsan la extinción biológica han sido el resultado del crecimiento rápido y sostenido de la población humana a lo largo de la historia de la humanidad. La agricultura, la expansión urbana, la deforestación, la introducción de especies exóticas, patógenos y plagas, y la caza y extracción de organismos de sus ecosistemas, han causado, a través del tiempo, impactos directos sobre las especies, conduciéndolas a la extinción.

En las últimas décadas, se ha sumado un nuevo factor, el menos comprendido hasta ahora, que está impulsando la extinción biológica a futuro: el cambio climático. Aún no se sabe con certeza cuánto influirá el cambio climático sobre la desaparición de especies y eso, por supuesto, dependerá en parte de las acciones que logremos tomar para frenar el calentamiento global.

Sin embargo, bajo cualquier escenario de aumento de temperatura, los hábitats de las especies se verán afectados y como consecuencia, aquellas especies capaces de migrar terminarán desplazándose y modificando sus rangos de distribución. Se estima que entre el 18 y 80% de las especies ya han modificado su área geográfica: los organismos se encuentran ascendiendo por las montañas, adentrándose en los océanos y desplazándose hacia los polos en busca de los regímenes de temperatura y precipitación que definieron sus rangos de distribución original.

Aun así, el desplazamiento de especies requiere especial atención ya que a medida que las especies se mueven, muchas cruzan no solo a nuevos hábitats, sino también límites geopolíticos. Además, el arribo de especies a los nuevos hábitats puede representar invasiones, debido a que las nuevas especies compiten con especies nativas, son depredadoras de ellas, o incluso son consideradas plagas agrícolas, repercutiendo en la economía local.

Por el contrario, las especies que no poseen la capacidad de desplazarse, como así también aquellas que su desplazamiento demanda tiempo y demasiado coste energético, deberán ajustarse a las nuevas condiciones ambientales para sortear de forma exitosa la extinción de la especie. Como Darwin bien explicó en la Teoría de la Evolución, por selección natural sólo sobrevivirán aquellos que tengan la capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Sin embargo, la magnitud y ocurrencia de los eventos climáticos, limitará la posibilidad de adaptación de las especies en cuestión.

Si bien, la tasa de extinción histórica aproximada es de 0,1 extinciones por millón de especies por año, actualmente los ritmos de extinción se han potenciado, alcanzando al menos 1000 veces ese nivel. En tanto, se prevé que hasta 2,4 millones de especies de organismos, es decir el 20% del total estimado, podrían extinguirse durante las próximas décadas a medida que se intensifiquen las presiones humanas de todo tipo y, quizás, la mitad del número total estimado de especies podría desaparecer a finales del siglo XXI.

En base a lo descrito hasta acá, no caben dudas que el cambio climático y la pérdida de diversidad biológica, constituyen un reto que debe afrontarse de manera conjunta. En relación a ello, existen las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) las cuales fueron introducidas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y se definen como “acciones para proteger, gestionar y restaurar de manera sostenible los ecosistemas naturales o modificados que hacen frente a los desafíos sociales de manera efectiva y adaptativa, proporcionando simultáneamente beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad”. En otras palabras, las SbN aprovechan las cualidades de las comunidades biológicas y de los ecosistemas y permiten abordar de forma holística el cambio climático. Además, las SbN se caracterizan por ser:

  • Rentables, ya que, en comparación con otras medidas, no requieren gastos de mantenimiento.
  • Co-benéficas, debido a que se obtienen beneficios sociales y económicos al par que se protegen los servicios ecosistémicos y la biodiversidad.
  • Integradoras, dado que permiten lograr un enfoque sistémico incluyendo componentes sociales, ambientales y económicos.

A modo de ejemplo, la conservación de bosques y el manejo forestal sostenible constituye una SbN que tiene implicancias en la lucha frente al cambio climático, al promover la prevención de aludes e inundaciones y al conservar un sumidero natural de carbono. Al mismo tiempo, dicha SbN brinda una serie de beneficios sociales y culturales, relacionados a las oportunidades de recreación que proveen los bosques y la protección de comunidades locales y pueblos indígenas; beneficios económicos, ya que se considera el potencial de los bosques de generar ingresos a partir del ecoturismo, recreación y manejo sostenible; y también beneficios biológicos, por conservar el hábitat de muchas especies.

Otro ejemplo de SbN es el establecimiento de sistemas agrosilvícolas diversos. El alcance de esta medida en la acción climática es efectivo: se diversifica la producción agrícola para hacer frente a los cambios de las variables climáticas mientras que se almacena carbono en los suelos y en la biomasa. A su vez, esta SbN contribuye, en términos sociales, a la seguridad alimentaria y abastecimiento de leña; económicamente genera ingresos por la venta de madera, leña y otros productos provenientes de la diversidad de especies; y en cuanto a cuestiones biológicas, fomenta la conservación de la biodiversidad en paisajes agrícolas.

Al respecto, desde ALPA Soluciones Climáticas se identificó que prácticamente la totalidad de Planes Locales de Acción Climática (PLAC) que se han elaborado en conjunto con los gobiernos municipales, incluyen SbN. Estas medidas están destinadas a paliar los efectos del cambio climático y, simultáneamente, conservar la diversidad biológica. Entre las medidas más destacadas podemos mencionar: forestación urbana, creación de áreas protegidas y corredores biológicos, implementación de cortinas forestales, como también la puesta en práctica de techos y balcones verdes.

 

Referencias bibliográficas
  • A. Lhumeau, D. Cordero (2012). Adaptación basada en Ecosistemas: una respuesta al cambio climático. UICN, Quito, Ecuador. 17 pp.
  • Al-Delaimy, W., Ramanathan, V., & Sánchez Sorondo, M. (2020). Health of people, health of planet and our responsibility: Climate change, air pollution and health (p. 419). Springer Nature.
  • Reid, H., & Swiderska, K. (2008). Biodiversidad, cambio climático y pobreza: una exploración de los vínculos. International Institute for Environment and Development.
  • Scheffers, B. R., & Pecl, G. (2019). Persecuting, protecting or ignoring biodiversity under climate change. NatureClimate Change.
  • ‘Soluciones Naturales’ para la adaptación al cambio climático en el ámbito local de la Comunidad Autónoma del País Vasco. (2017). Ihobe, Sociedad Pública de Gestión Ambiental Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda.
  • Urban, M. C., Bocedi, G., Hendry, A. P., Mihoub, J.-B., Peer, G., Singer, A., Travis, J. M. J. (2016). Improving the forecast for biodiversity under climate change. Science, 353(6304).

 

Autora: Josefina Bordino, Licenciada en Recursos Naturales (FCAGR – UNR). Especialista en Planes de Acción Climática para la RAMCC y asesora externa para ALPA.

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *