Durante la segunda mitad del siglo XVIII y concluyendo a mediados del siglo XIX, tuvo lugar en el mundo un proceso de profundas transformaciones que marcaría un antes y un después en la historia de la humanidad. Así pues, la Revolución Industrial, no sólo significó un cambio social, económico, tecnológico y cultural sin precedentes, sino que también era el comienzo de una problemática que, años más adelante, definiría la agenda de los organismos medioambientales más importantes.
“El cambio climático es la modificación de la temperatura y del resto de variables del clima, que se está produciendo con una velocidad e intensidad sin igual, como consecuencia de la actividad humana” (Greenpeace, 2022).
La Huella de Carbono es un indicador ambiental que refleja y cuantifica las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se emiten directa o indirectamente por parte de la organización, respecto a las actividades que ésta realiza. Este indicador nos permite conocer y visualizar el impacto de la empresa con el objetivo de realizar y ejecutar un Plan de Reducción de Emisiones, hasta llegar a la compensación de aquellas emisiones que no se han podido reducir, logrando así la Carbono Neutralidad.
El Sello ALPA Huella de Carbono es un servicio que ofrece la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC), acompañando a empresas y organizaciones en la transición hacia la carbono neutralidad hacia el año 2050 mediante la gestión de sus emisiones.
En este proceso, la Huella de Carbono tiene un rol fundamental, siendo un indicador ambiental que cuantifica las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se emiten directa o indirectamente por parte de la organización, debido a las actividades que ésta realiza. Lo que muchas personas no saben es que en el proceso de medición de la huella de carbono no se tienen en cuenta únicamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2), sino que también están involucrados muchos otros gases como lo son el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarbonos (HFCs), los perfluorocarbonos (PFCs), el hexafluoruro de azufre (SF6) y el trifluoruro de nitrógeno (NF3).
Es por ello que a la hora de calcular la huella de carbono, se utiliza el CO2 equivalente (CO2eq), una unidad de medida que calcula la emisión de todos los gases que mencionamos anteriormente. ¿Cómo? Ya que no todos los gases absorben la radiación infrarroja de la misma manera ni todos tienen igual vida media en la atmósfera, se utiliza el llamado Potencial de Calentamiento Global (PCG), que es una medida de la capacidad que tienen diferentes GEI en la retención del calor en la atmósfera.
El gas utilizado como referencia para medir otros GEI es el CO2, por lo que su potencial de calentamiento global es igual a 1. Cuanto más alto sea el PCG que produce un gas, mayor será su capacidad de retención del calor en la atmósfera. Por ejemplo, el GWP para 100 años del metano es de 28 y para N2O es de 265 (IPCC, Fifth Assessment Report). En otras palabras, la emisión de 1 millón de toneladas de metano es equivalente a emitir 25 millones de toneladas de CO2(equivalente).
Una vez que se conoce la cantidad que se emite por parte de cada gas, y que se han equiparado a CO2, entonces se obtiene el resultado final de la Huella de Carbono en CO2e (Dióxido de Carbono equivalente). La “e” que se refiere a “equivalente”, deja saber que ya todos los gases han sido igualados a la misma unidad para poder ser sumados entre sí.
Luchar contra el cambio climático es trabajo de todos los sectores, y desde Sello ALPA Huella de Carbono ofrecemos un servicio adaptado a las medidas de cada organización que quiera iniciarse en el camino hacia la carbono neutralidad y realizar un aporte contra el calentamiento global. Pueden contactarnos vía mail a selloalpa@alpahuelladecarbono.com