Banco de Alimentos de Rosario como eslabón crucial en la lucha contra el hambre y el cambio climático

Hoy en día la pérdida y el desperdicio de alimentos son un problema complejo y de gran relevancia a nivel mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se pierden o desperdician cada año, y en Argentina se desperdician 16 millones de toneladas al año (equivale a 1kg de alimentos por habitante por día).

Cada día son más las organizaciones que promueven la sostenibilidad a través de compromisos voluntarios, como es el caso del Banco de Alimentos de Rosario, quien durante el año 2022 rescató 1.370.038 kilos de alimentos como Vegetales frescos, leche fluida, arroz, frutas frescas, harinas, rebozados, pre mezcla, aceites, galletitas, yogur, postres, entre otros.

Por otra parte, es importante destacar que el desperdicio de alimentos tiene un impacto significativo dentro del cambio climático y trae asociada la liberación de gases de efecto invernadero, como el metano y el dióxido de carbono. Es por esta razón que el pasado mes de febrero el Banco de Alimentos de la ciudad de Rosario y Sello ALPA decidieron llevar a cabo en conjunto la ejecución del cálculo de la huella de carbono organizacional de las actividades propias del Banco de Alimentos. Dentro de este proyecto, además, se busca visualizar el impacto que tiene el BAR sobre el ambiente y la sociedad, identificando aquellas emisiones que se evitan por la recuperación y reinserción de los alimentos en la sociedad.

El equipo de Sello ALPA Huella de Carbono trabaja dia a dia de forma continua junto a los referentes del banco, quienes afirman que para el Banco de Alimentos Rosario, la gestión de la huella de carbono permitirá evaluar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que producen en sus operaciones y buscar alternativas para mitigar estas emisiones. Esto puede incluir medidas como la optimización de la logística para minimizar los desplazamientos necesarios, el uso de energías renovables, la implementación de prácticas de eficiencia energética en sus instalaciones, entre otras.

«Cada vez más consumidores y empresas están preocupados por el impacto ambiental de sus acciones, y el Banco puede mostrar su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente al tomar medidas concretas. Esto nos permitirá contar con más aliados estratégicos que nos ayuden a cumplir con nuestra misión», señaló la Directora Ejecutiva, Nadia Montes.

El Banco de Alimentos de Rosario brinda soluciones de triple impacto: social, económico y ambiental. Rescatan alimentos que se retiraron del circuito comercial por alguna razón pero que son aptos para el consumo. Así, los distribuyen a organizaciones sociales que brindan servicios de alimentación gratuita a miles de personas de Rosario y alrededores.

“Nuestro objetivo es reducir el hambre, la malnutrición y la inseguridad alimentaria en la ciudad, entregando estos alimentos a más de 300 organizaciones necesitadas. Esto permite mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables, reducir la pobreza y la exclusión social”, agregó.

Durante el 2022, el BAR tuvo llegada a 274.835 personas beneficiarias, lo que representa el 21% de la población de Rosario aproximadamente. En términos ambientales, el BAR rescata alimentos que de otra manera se perderían y así ayuda a reducir el volumen dichos desperdicios de alimentos cuya destino en caso contrario sería el relleno sanitario de la ciudad. Por otro lado, evita que el ciclo productivo de estos alimentos se vuelva a desarrollar. Como consecuencia, reincorporamos dichos productos a la sociedad e impedimos que se vuelvan a producir. Según el Banco de Alimentos de Rosario, durante este tiempo evitaron ser desperdiciados 2.175.378 kilos de alimentos (provenientes de alimentos rescatados y comprados con donaciones)

Para finalizar, el principal objetivo de esta iniciativa es fomentar la reducción de las emisiones de GEI mediante el indicador de la huella de carbono y mostrar los beneficios ambientales asociados a la reducción del desperdicio alimentario con el fin de promover un consumo más responsable y dar pasos hacia un sistema alimentario más sostenible. Esto puede incluir mejoras en la gestión de la cadena de suministro de alimentos y la educación del consumidor. De esta forma, es posible incorporar y fomentar dentro de la sociedad un consumo más responsable,logrando importantes beneficios ambientales, sociales y económicos.

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