Los beneficios de la madera: un material potencialmente sostenible

Por Guido Delaloye

La humanidad cuenta con los beneficios de la madera desde sus orígenes. Rápidamente ha sido aprovechada como combustible para el fuego y como material para las viviendas primitivas. Luego fue utilizada para la fabricación de armas, útiles y herramientas, hasta llegar a la construcción de refugios, templos y medios de transporte. A partir de allí ha sido un elemento fundamental en nuestra evolución, transformándose en un material esencial: es el único producto 100% renovable, reciclable y reutilizable que existe. Pero, ¿cuáles son las propiedades que la hacen tan especial?

En primer lugar, porque es uno de los componentes naturales de más fácil obtención, en forma de arbustos y árboles. No requiere extracción subterránea ni demanda mucha energía para su manipulación. Sus propiedades únicas de porosidad, resistencia mecánica y variedad de colores hacen que no solo sea un material decorativo agradable, sino también un funcional aislante térmico y acústico, revalorizado últimamente en casas unifamiliares, oficinas y edificios educativos.

En segundo lugar, la fibra de celulosa (biopolímero componente de troncos y ramas) es materia prima para la fabricación de resinas, aceites, taninos y diversos azúcares. Gracias a su hendibilidad —la capacidad de la madera de romperse y ser trabajada en vetas o fibras—, es posible obtener precursores importantes para la producción de adhesivos, pegamentos, pigmentos, disolventes, fármacos y perfumes.

 

Además, la madera ha desempeñado un papel crucial en el transporte de mercancías. Sus embalajes pueden ser fabricados por los propios comercializadores, lo que no requiere de conocimientos específicos y habilita la reducción de costos. Es habitual encontrar tarimas (o pallets) de transporte fabricadas con madera; cajones para frutas y verduras (tanto para el mercado interno como para la exportación), barriles para vino, toneles para whiskey, carretes para cables, cofres para tabaco y cajas para regalos empresariales. 

Algunas empresas optan por adquirir envases de madera no sólo por elegancia o durabilidad, sino porque además es un ejemplo de sostenibilidad. Una vez que el embalaje ha cumplido su función, el residuo de madera es fácil de desechar en sus contenedores adecuados y sencillo de reciclar. En cada centro de reciclaje, se eliminan materiales impropios, como broches metálicos, clavos o tornillos (mediante electroimanes o manualmente), etiquetas y pinturas. Posteriormente, el residuo maderero es apto para su trituración en chipeadoras, (reconvirtiéndose en aserrín, virutas de relleno protector, sustrato para plantines, briquetas de encendido o pellets para calderas de biomasa), o para la creación de tableros aglomerados por sistemas de prensado. Si esta madera proviene de fuentes reforestadas, el resultado es un verdadero circuito virtuoso de la economía circular.

LA ALIANZA FAIMA-ALPA

Por todo lo esbozado anteriormente, no resulta extraño que la madera sea una posible respuesta a un futuro complejo, siempre y cuando sea gestionada de manera sostenible.

La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) ha tomado esta perspectiva, y a mediados de 2023 ha iniciado junto con ALPA el proceso de medición de la huella de carbono de las empresas que la conforman. Empresas de todo el país han avanzado con esta iniciativa, realizando un cronograma de trabajo según la complejidad de cada organización (existen aserraderos, plantas industriales, bosques de plantación, entre otras). 

Cabe destacar que esta alianza no solo fomenta la reforestación y la adecuada gestión de la madera para mitigar los efectos del cambio climático, sino también las prácticas responsables que ayudan a construir un futuro sostenible.




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