Desafíos ambientales en la Industria Metalúrgica

Por Tomás Menéndez

La industria metalúrgica es vital para las economías de todo el mundo. Tanto el acero, que se obtiene a partir del hierro, como el aluminio, forman parte de nuestra vida diaria quizás, más de lo que se piensa.

Cada año, se producen aproximadamente 1.400 millones de toneladas de acero y 76 millones de toneladas de aluminio. Esto equivale a un consumo promedio de 200 kilogramos de acero y 11 kilogramos de aluminio por persona. De cara a 2050, y en línea con el crecimiento poblacional y el aumento en la demanda de bienes, se estima que la producción de acero se incrementará 1,7 veces, mientras que la de aluminio lo hará 2,5 veces.

De esta manera, la Industria Metalúrgica es responsable de la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI), y para alcanzar las metas estipuladas en el Acuerdo de París, las emisiones de ambos metales deberían recortarse a la mitad. Pero, ¿cómo será posible si al mismo tiempo aumenta la demanda?

Actualmente, la industria optimiza sus procesos para reducir emisiones y consumo energético. La producción a partir del scrap (chatarra) es más eficiente, por lo que un tercio del acero y la mitad del aluminio provienen de este recurso. La mayor parte del scrap proviene de la industria metalúrgica y manufacturera, mientras que el reciclaje posconsumo tiene una contribución menor.

Pero además, la implementación de diversas mejoras tecnológicas podrían generar una reducción del 13% en las emisiones del acero y del 12% en las del aluminio. Dichas implementaciones pueden ser: la optimización de la electrólisis en la producción de aluminio, la mejora en la eficiencia de los hornos utilizados para la fabricación de acero, o el uso de motores más eficientes.

Otras medidas necesarias para disminuir las emisiones de GEI están ligadas a que la demanda de los metales sea menor. En este sentido, se comienzan a utilizar diseños de piezas con la misma función pero con menor material. Asimismo, se busca que excedentes de la producción, que en su mayoría son el sobrante de formas que se cortan, se aprovechen para un nuevo uso, disminuyendo así 0,7 tCO2e por cada tonelada de acero y aluminio.


Con estas medidas, las emisiones de la producción de acero podrían reducirse en un 50%. En el caso del aluminio, en cambio, se prevé un aumento del 25% a pesar de los esfuerzos.

Para alcanzar los objetivos ambientales, será clave implementar técnicas de captura de carbono y reducir la demanda, fomentando la reparación, el mantenimiento y la optimización de los productos.

En síntesis, reducir las emisiones en la industria metalúrgica es crucial para mitigar el impacto ambiental y avanzar hacia una producción más sostenible. Dado que el acero y el aluminio son materiales esenciales en numerosos sectores, optimizar su fabricación y fomentar el reciclaje no solo disminuirá la huella de carbono, sino que también contribuirá a una economía más eficiente y circular.

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