La crisis climática afecta a la salud de la población, la sociedad y el planeta, por lo que debemos actuar dentro y fuera del sector sanitario para crear sistemas sanitarios más sostenibles.
El impacto repercute también en las economías y, si no se controla, los costes podrían ascender a 178 billones de dólares en los próximos 50 años. Además, afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables, ya que hasta 132 millones de personas se verán abocadas a la pobreza extrema debido al cambio climático de aquí a 2030.
En este contexto, el sector sanitario genera casi el 5% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), y las cadenas de suministro son responsables de hasta el 71% de las mismas. La mayor parte de las emisiones suelen corresponder al Alcance 3 (es decir, las que no produce la propia organización, sino toda su cadena de valor), por lo que la colaboración eficaz con proveedores y socios es esencial para impulsar un cambio positivo.
Esto significa mitigar nuestro impacto reduciendo la huella ambiental de la prestación de asistencia sanitaria y ayudando a los sistemas sanitarios a adaptarse a las presiones crecientes del impacto del clima en la salud. Esto nos ayudará a acelerar la transición hacia sistemas sanitarios resilientes, equitativos y con balance cero.
He aquí tres lecciones para los líderes que quieren impulsar la acción climática a gran escala:
1. La colaboración es clave para descarbonizar las cadenas de suministro sanitario
Los miembros del Grupo de Trabajo de Sistemas Sanitarios de la Iniciativa de Mercados Sostenibles -una asociación público-privada de directores generales de empresas farmacéuticas, la Organización Mundial de la Salud, sistemas sanitarios y el mundo académico, liderada por el director general de AstraZeneca, Pascal Soriot- se reunieron recientemente para establecer objetivos mínimos conjuntos en materia de clima y sostenibilidad. Estos objetivos pretenden racionalizar a los proveedores y fomentar la acción en toda la cadena de valor sanitaria. También van más allá del carbono, con objetivos sobre el agua y los residuos, por ejemplo, reconociendo el impacto ambiental más amplio de nuestro sector.
Además, los miembros de este grupo de trabajo están evaluando conjuntamente acuerdos de compra de energía renovable (PPA) en China y en la India, reconociendo la oportunidad de descarbonizar las fases iniciales, donde se originan muchos materiales de partida para la atención sanitaria. Esta es una nueva e importante forma de trabajar y complementa los acuerdos de compra de energía verde que están estableciendo organizaciones individuales como la nuestra.
Mediante la colaboración, podemos crear señales de demanda positivas para las energías renovables con el objetivo de aumentar la oferta en el mercado y las economías de escala, incentivando aún más el «paso a la ecología». El programa Energize, lanzado en la COP26, es un buen ejemplo de ello, ya que ofrece a los proveedores del sector sanitario la oportunidad de participar en el mercado de los acuerdos de compra de energía.
2. Resolver retos difíciles requiere soluciones innovadoras y asociaciones
En cuanto a la descarbonización del sector sanitario, uno de los retos más difíciles a los que nos enfrentamos es la generación de calor y electricidad limpios, que son fundamentales para la fabricación de medicamentos, pero donde el acceso a combustibles certificados de baja o nula emisión de carbono es actualmente limitado.
Hoy mismo, AstraZeneca ha anunciado una asociación de 15 años con Future Biogas para establecer el primer suministro de gas biometano a escala industrial no subvencionado del Reino Unido, y está invirtiendo en importantes mejoras de la eficiencia energética en nuestras propias operaciones, con un compromiso total de 100 millones de libras. La iniciativa aportará capacidad renovable adicional a la red nacional de gas, además de suministrar energía a nuestra planta de Macclesfield, la mayor fábrica de medicamentos del Reino Unido.
Es la continuación de una innovadora asociación establecida con Vanguard Renewables para suministrar biometano a todos nuestros centros de investigación y fabricación de Estados Unidos antes de 2026. En este caso, el gas se genera a partir de residuos agrícolas y alimentarios, lo que contribuye a la economía circular y elimina el metano que, de otro modo, habría ido a parar a la atmósfera.
Como vimos en la pandemia, la innovación conseguida mediante la colaboración puede resolver los retos más difíciles. Aunque la transición al calor limpio no es fácil, la creación conjunta de soluciones con socios más allá de nuestro sector -como la agricultura y la energía en este caso- puede dar lugar a ideas innovadoras y resultados creativos. Tampoco debemos permitir que lo perfecto sea enemigo de lo bueno, y debemos compartir lo aprendido para mejorar continuamente.
3. El cero neto debe ir de la mano de la resiliencia
Más allá de los esfuerzos de mitigación para limitar nuestro impacto ambiental, es fundamental que ayudemos a los sistemas a adaptarse a las múltiples tensiones que sufre la salud pública, incluido el aumento de enfermedades no transmisibles (ENT) como las cardiovasculares y respiratorias, el cáncer y las enfermedades infecciosas, todas ellas exacerbadas por la crisis climática.
Los sistemas sanitarios deben reforzarse para que puedan responder a las necesidades sanitarias actuales y futuras. Es fundamental invertir más y de forma más inteligente para poder actuar antes en materia de prevención, detección precoz y tratamiento óptimo de enfermedades y dolencias. En resumen, tenemos que pasar de los sistemas de «atención al enfermo» a los sistemas de atención sanitaria.
Estos han sido algunos de los principios rectores de la Alianza para la Sostenibilidad y la Resiliencia de los Sistemas de Salud (PHSSR, por sus siglas en inglés), una colaboración única cuyo objetivo es fortalecer los sistemas de salud a través de un cambio de políticas basado en la evidencia. Desde su lanzamiento en 2020 por el Foro Económico Mundial, la London School of Economics y AstraZeneca, el programa se ha ampliado para incluir a otros socios y está activo en más de 30 países de todo el mundo.
Por ejemplo, en Brasil, Grecia, Canadá, Italia y Alemania se han creado importantes oportunidades para la participación de múltiples partes interesadas, galvanizando la voluntad política de fortalecer los sistemas de salud. Gracias al poder de convocatoria del Foro Económico Mundial, a la investigación de categoría mundial desarrollada por destacados investigadores de todos los países implicados, y a otros socios comprometidos con la adopción de medidas que aumenten la resiliencia, este programa está ayudando a transformar los sistemas sanitarios de todo el mundo.
Creando sistemas sanitarios de emisiones netas cero
Para avanzar en soluciones a la escala necesaria para abordar la crisis climática, necesitamos medidas audaces e inversiones inteligentes, no mañana, sino hoy. Los enfoques aislados, fragmentados o poco sistemáticos no servirán.
Se trata de una misión crítica. Afrontemos este reto urgente y hagamos realidad la transición a sistemas sanitarios resilientes, equitativos y con emisiones netas cero.
Fuente: World Economic Forum