Desarrollo Sostenible y Transición Energética en la cumbre del G20

El día martes 19 de noviembre se produjo la segunda y última jornada de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del G20, que tuvo lugar en Río de Janeiro. Allí, líderes de las principales economías del mundo discutieron sobre transición energética y desarrollo sostenible

Si bien los jefes de Estado que participaron del foro debatieron a puertas cerradas, tanto el discurso de apertura del presidente brasileño como las demandas por parte de la ONU y distintas ONG, han resonado fuerte y marcaron la agenda.

Por un lado, Lula da Silva inició su alocución con la propuesta de adelantar las metas de neutralidad de carbono de 2050 a 2045, y convocó a los países en desarrollo a aplicar sus programas de reducción de gases de efecto invernadero en todos sus sectores productivos. Además, detalló que la mayor parte de las reducciones que pueden llevar a cabo en su país procederán del descenso de la deforestación, que ha crecido notablemente en los últimos años. 

En el documento final, los líderes del G20 se comprometieron a movilizar “nuevos y adicionales fondos para los bosques”, aunque reclaman a la cumbre climática de Bakú (COP29) un acuerdo de financiación climática. Por otro lado, hubo cierta decepción por el poco énfasis que se puso a la necesidad de abandonar gradualmente el uso de los combustibles fósiles, un objetivo que había sido acordado en conferencias anteriores. Esto provocó el desencanto de muchas ONG, como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Los combustibles fósiles, una amenaza para el calentamiento global.


Los combustibles fósiles y su impacto en el ambiente

El proceso de abandono gradual de los combustibles fósiles está instalado en la agenda ambiental y ha sido una de las polémicas de la jornada ambiental del G20 por numerosos motivos. En primer lugar, el carbón, el petróleo y el gas liberan dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) que son los principales responsables del calentamiento global.

La contaminación del aire y el agua asociada a los combustibles fósiles afecta a la salud humana y también daña los distintos ecosistemas y hábitats naturales. A su vez, se trata de recursos que no son sostenibles a largo plazo y corren el riesgo de agotarse. 

Las alternativas que ofrecen las energías renovables (como la energía solar, eólica o hidroeléctrica) y los sistemas de transporte eléctrico o híbrido son fundamentales para transitar hacia un modelo energético sostenible, reduciendo las emisiones de GEI, ahorrando costos de energía, y protegiendo el medio ambiente.

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