Desde el Lunes 1° comenzó a regir la Ley de Economía Circular en Andalucía. La misma aspira a implantar un nuevo modelo productivo y de consumo. La norma pretende sumergir a la comunidad autónoma en una nueva lógica de producción y consumo que deje atrás la dinámica de fabricar-usar-tirar, y se adopte la de fabricar, usar, recuperar, reciclar y volver a usar. Se trata de reemplazar la economía lineal por una lógica de economía circular.
Se trata de la primera gran ley de economía circular que entra en vigor en toda España, renovando el compromiso de Andalucía ante las consecuencias del cambio climático. De esta manera, abarca a todos los sectores productivos y tiene como objetivo transformar los residuos en productos. Esto reduce su impacto contaminante para favorecer la protección ambiental y frenar el cambio climático. Se aspira, así, a reducir los residuos que llegan a los vertederos hasta dejarlos en un 10% del total de lo que se produce.
Con esta normativa, se intenta repensar las bases de la economía lineal (fabricar – usar – tirar), a partir de estos conceptos. La reutilización de los recursos evita nuevas emisiones por la fabricación de un nuevo producto, ya sea alimenticio o de cualquier otra índole, y por aquellas que se generarían por la disposición de los residuos, que en muchos casos no es la recomendada.
Al mismo tiempo, se fomenta el uso eficiente de los recursos, el alargamiento de la vida útil de los productos, la minimización de la generación de residuos y la lucha contra todos los tipos de obsolescencia. Además, prevé bonificaciones fiscales para los productos recuperados o reparados, empresas de transformación, distribución alimentaria o restauración que reduzcan de forma verificable los desperdicios de alimentos, prevención y recogida de basuras marinas, empresas, domicilios, comunidades de vecinos u otros usuarios que adopten sistema de compostaje de biorresiduos.
La Ley detalla los lineamientos a partir de los cuales deberán adecuarse los sectores, que van desde contratación pública, pasando por construcción y desperdicios de alimentos, hasta el sector textil y electrónico, programando la reducción del 65% del peso de residuos plásticos para fines de 2025.
Por ejemplo, en el sector de la construcción, busca un cambio de perspectiva ya que no sólo deberá garantizar el confort térmico para los habitantes de las viviendas, sino deberá apuntar a la reducción energética, apostar por pavimentos permeables y fomentar el ahorro de agua.
Por su parte, en el sector electrónico, propone cuestionar la obsolencia de productos y de generar espacios educativos de encuentro con la comunidad para achicar la brecha digital con los sectores de menos recursos.
La economía circular es una medida de reducción de emisiones de los Gases de Efecto Invernadero, porque propone un paradigma diferente de consumo, a partir de reutilizar y reciclar. Por eso, desde el Sello ALPA Huella de Carbono, consideramos que estas iniciativas dejan en evidencia que hacerle frente al cambio climático es una cuestión de toda la sociedad. De esta manera, apostamos al trabajo en conjunto de todos los sectores, articulando específicamente al público con el privado.
Fuente: https://www.ideal.es/