Para que una empresa pueda considerarse que se encuentra en el camino de la sustentabilidad, debe demostrar que posee procesos de gestión que aseguran la calidad de sus productos, que considera el impacto ambiental de sus actividades y el impacto social en sus empleados y en la comunidad. Todo ello enmarcado en prácticas de buen gobierno corporativo, haciendo de la ética y la integridad la manera de operar con absoluta transparencia.
En otras palabras, se considerará una empresa enmarcada en la sustentabilidad aquella que contribuya activa y voluntariamente al mejoramiento socioambiental y económico por parte de las empresas, mediante el cumplimiento de sus obligaciones legales de control y fiscales por parte del Estado, así también las contribuciones que quedan en la sociedad como valor agregado al desempeño y desarrollo de su actividad económica.
Las prácticas de RSE corresponden a uno de los componentes de la cultura empresarial que permite vincular costumbres de diferentes organizaciones en función a los grupos de interés, donde intervienen los socios o propietarios, los trabajadores, los clientes, el medio ambiente y la sociedad civil.
¿Cómo implementar la responsabilidad social en una empresa?
Se deben definir los grupos de interés, definir metas y objetivos, identificar áreas de mejoras, medir resultados y monitorear periódicamente no sólo los impactos y resultados de las acciones y actividades, sino también el cumplimiento de los parámetros y cronogramas establecidos.
Para ello, las compañías deben preguntarse si han definido estrategias de sustentabilidad; si su gestión de riesgos incluye factores como cambio climático, uso de energía o relaciones laborales; ¿qué rol asume el nivel más alto de la Dirección de la organización?; ¿cómo ejerce la supervisión por el logro de los objetivos de sustentabilidad?
Desde ALPA, acompañamos a empresas y organizaciones en todo este proceso hacia la carbono neutralidad 2050, siguiendo una serie de etapas previas para conseguir dicho objetivo.
Buscar reducir la Huella de Carbono, por ejemplo, permite a la organización identificar los principales consumos y focos de emisión para gestionar oportunidades de ahorro y mejora con el objetivo de disminuir el impacto de la empresa en el cambio climático.
De esta manera, la empresa u organización tiene la posibilidad de:
- Incrementar la confianza de accionistas y posibles inversores
- Reducir sus impactos ambientales
- Contribuir a mejorar el posicionamiento de la marca en materia de sustentabilidad
- Mejorar la transparencia de las actividades comerciales
Si quieres medir la Huella de Carbono de tu organización junto a ALPA, contáctanos.