La importancia de los residuos electrónicos en la reducción de la huella de carbono regional

Por Guido Delaloye

Cada vez que tiramos a la basura un aparato electrónico en desuso, estamos desperdiciando recursos valiosos. Pero, ¿qué son exactamente los RAEEs y cómo su correcta gestión puede marcar la diferencia para nuestro planeta?

No es novedad que una revolución tecnológica ha transformado nuestros quehaceres diarios durante el primer cuarto del siglo XXI. Trabajamos con computadoras portátiles desde cualquier punto del país, hacemos videollamadas a nuestros seres queridos mediante teléfonos celulares, el microondas calienta el almuerzo en un santiamén, y los automóviles híbridos y eléctricos, silenciosos y de bajas emisiones, son cada vez más comunes en las calles. Estos dispositivos modernos mejoran nuestra labor en la oficina, fortalecen los vínculos sociales y, en general, elevan nuestra calidad de vida.

Sin embargo, cada electrodoméstico y aparato tiene una vida útil: se rompe, su software queda desactualizado, o simplemente aprovechamos la promoción durante la Copa Mundial de Fútbol para comprar un nuevo televisor. En algún momento, el dispositivo electrónico termina en la basura. ¿Qué ocurre entonces cuando deja de funcionar? ¿A dónde va a parar mi celular cuando su pantalla astillada ya no tiene arreglo? ¿Cómo impacta este desecho en el planeta?

Qué es un RAEE y su importancia en las emisiones de GEI

Cada aparato electrónico y electrodoméstico desechado sin intención de ser reutilizado se convierte en un residuo. Estos desechos, conocidos como Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEEs), son el resultado de la constante innovación tecnológica, los ciclos de vida cortos de los dispositivos y la creciente demanda de los consumidores. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), solo el 17% de los RAEEs en el mundo son recolectados y tratados adecuadamente, mientras que el 83% restante presenta una gran incertidumbre sobre su disposición y estándares de reciclaje.

RAEE: Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.

Este dato es preocupante, ya que el tratamiento y la valorización adecuados de los RAEEs son fundamentales para la recuperación de materiales valiosos, como cobre, oro, plata, litio y otros metales poco comunes. Aparatos de refrigeración defectuosos, monitores descartados, celulares rotos, calculadoras y bombillas de luz son solo algunos de los muchos RAEEs que contienen metales importantes. Al reciclar estos residuos e incorporarlos nuevamente en las cadenas productivas, se reduce la extracción de materias primas vírgenes, disminuyendo así las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a esta actividad. Algunas fábricas tecnológicas también han incorporado el plástico reciclado de sus aparatos obsoletos, lo que contribuye directamente a la disminución de la huella de carbono industrial. 

En 2021, América Latina generó 8,8 kilogramos de RAEEs por persona, dato que evidencia el potencial económico de recuperación de estos metales. Pero cabe mencionar, además, que los RAEEs contienen a menudo sustancias peligrosas, como el cadmio, mercurio, plomo, arsénico, fósforo, aceites; y gases de efecto invernadero como clorofluorocarbonos (CFC), hidroclorofluorocarbonos (HCFC), hidrofluorocarbonos (HFC), hidrocarburos (HC) o amoniaco (NH3). Si el RAEE está en vertederos a la intemperie, es decir, si no se gestiona adecuadamente, es muy probable que sus gases se emitan directamente a la atmósfera (contribuyendo al calentamiento global); o que sus elementos peligrosos entren en contacto con la sociedad y sean directamente perjudiciales para su salud.

 

Otras ventajas del reciclaje de los RAEEs

La recuperación de los RAEEs dependen de circuitos logísticos complejos, que comienzan con la recolección diferenciada (en puntos designados por municipios o empresas) y culminan en alguna de las múltiples plantas de reciclaje, ya sean públicas o privadas.


Recicla Panamá. Un actor clave en el reciclado de residuos electrónicos.

A pesar de las limitaciones tecnológicas, existen casos de éxito que evidencian un cambio de paradigma en la gestión de estos residuos. Empresas como Recicla Panamá desempeñan un rol clave en la economía circular, reciclando los RAEEs del Área Metropolitana de la capital homónima, contribuyendo sustancialmente al desarrollo económico sostenible, a la generación de empleo, y a la protección del medio ambiente y de su comunidad. Para minimizar el impacto ambiental de sus operaciones, ALPA cuantifica las emisiones de GEIs de la empresa mediante la medición de la huella de carbono organizacional. La colaboración entre ambas compañías desde 2022 ha sido fundamental para mejorar la precisión de los datos recopilados este año.

El reciclaje de los RAEEs resulta, a menudo, una pieza olvidada pero fundamental para un futuro limpio y sin emisiones. Si se desea enfrentar con éxito los 4,1 millones de toneladas de RAEEs que se producen cada año en la región, es vital aunar esfuerzos para fortalecer la infraestructura y la tecnología necesarias para el pretratamiento y reciclaje de estos residuos, así como fomentar cambios de hábitos en la población. Solo así se logrará un impacto real en la reducción de nuestra huella de carbono, tanto personal como regional.



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