El pasado 27 de febrero, el Grupo II de Trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) publicó el reporte “Cambio climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad”. Este es el segundo reporte dentro del Sexto Informe de Evaluación y arriba a una conclusión clara y contundente:
“La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta. Cualquier retraso adicional en la acción global concertada perderá la breve ventana que se cierra rápidamente para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos”.
Como el título hace referencia, el reporte pone el foco en la adaptación al cambio climático, cuyos objetivos se basan en reducir el riesgo y la vulnerabilidad, fortalecer la resiliencia y mejorar el bienestar, la capacidad para anticipar y la respuesta con éxito al cambio.
Ahora bien, el reporte también hace hincapié en la urgente necesidad de implementar medidas de adaptación. Los impactos climáticos, como olas de calor más fuertes, sequías más prolongadas, inundaciones más frecuentes, aumento acelerado del nivel del mar, pérdida de biodiversidad, entre otros, ya se están observando en algunas regiones y cada vez son más las personas de todo el mundo perciben los cambios climáticos significativos. Ante un contexto donde la probabilidad de ocurrencia de amenazas climáticas está en alza, los esfuerzos de adaptación se requieren a una velocidad significativamente más rápida que las tendencias actuales.
En este sentido, se destaca que la adaptación al cambio climático no es una meta fija sino más bien un proceso que debe estar ajustándose periódicamente. Además, se remarca el rol de las ciudades y los gobiernos locales, actores clave entre múltiples actores, para facilitar la adaptación climática urbana. Esto se debe a que dentro de los análisis de vulnerabilidad, los cuales permiten identificar las acciones de adaptación más factibles, de menor costo y mayor eficacia dentro de las estrategias, son más eficientes aquellos que se realizan a escala local, comparados con los que se realizan a nivel nacional.
Otro punto importante del reporte es que si bien el mismo se centra en la adaptación, no resta importancia a los esfuerzos de mitigación. Incluso, desde una perspectiva de riesgo, existe una sinergia entre adaptación y mitigación.
Impactos observados y proyectados en América Latina
El reporte revela que tanto América Central como América del Sur se hallan altamente expuestos, vulnerables y fuertemente impactados por el cambio climático. La situación se amplifica por la inequidad, pobreza, el crecimiento poblacional en conjunto con la alta densidad poblacional, cambios en el uso del suelo por deforestación con su consecuente pérdida de biodiversidad, degradación del suelo y por último y no menor, alta dependencia de la economía de los países latinoamericanos sobre los recursos naturales.
Dentro de los impactos observados, una de las cifras más alarmantes está relacionada con el retroceso de los glaciares. Los glaciares de los Andes del Sur, muestran las tasas más altas de pérdida de masa glaciar en todo el mundo, fenómeno que contribuye también al aumento del nivel del mar. Desde 1985, la pérdida de área glaciar en la región está en un rango de 20 a 60%.
Los impactos también son visibles en la producción agrícola, debido al cambio en la frecuencia y magnitud de la precipitación y temperaturas extremas. La variabilidad registrada en las precipitaciones está afectando la agricultura de subsistencia. En particular, la menor calidad de los alimentos y la falta de los mismos, provoca un aumento de precios, especialmente en el corredor seco de América Central y en los Andes tropicales, comprometiendo la seguridad alimentaria de la región.
Por otro lado, el cambio climático afecta también la epidemiología de las enfermedades infecciosas sensibles al clima de la región. Un dato crítico es el potencial de reproducción para la transmisión del dengue, el cual aumentó entre 17% y 80% para el período 1950-1954 a 2016-2021 como consecuencia del aumento de la temperatura y alteraciones en el régimen de precipitaciones.
Además, ya no quedan dudas que los impactos del cambio climático no tienen los mismos alcance para hombres y mujeres. Las mujeres, particularmente las más pobres, son más vulnerables y se ven impactadas en mayor proporción, lo que amplía aún más las brechas estructurales de género.
En otro orden de ideas, el reporte menciona los impactos proyectados a futuro para América Latina. Se prevé que el cambio climático transforme los riesgos actuales de la región en riesgos graves. Al respecto, se proyecta que los eventos de precipitaciones extremas, que se traducen en inundaciones y deslizamientos de tierra, se intensifiquen en magnitud y frecuencia. Como consecuencia, las inundaciones y deslizamientos de tierra representan un riesgo para la vida y la infraestructura. Un aumento de temperatura de 1,5°C resultaría en un aumento de 100-200% en la población afectada por las inundaciones en Colombia, Brasil y Argentina, 300% en Ecuador y 400% en Perú.
También se espera que empeoren los medios de vida rurales y la seguridad alimentaria, principalmente para pequeños y medianos agricultores, como así también para pueblos indígenas.
En relación a los ecosistemas oceánicos y costeros de la región, los mismos seguirán viéndose muy afectados por el cambio climático. En todos los escenarios de aumento de temperatura, se proyectan cambios en la distribución geográfica de las especies marinas y de las especies que habitan ecosistemas costeros como manglares, estuarios, costas rocosas, afectando de este modo la industria pesquera. Los arrecifes de coral, en particular, experimentarán pérdida de hábitat y al menos un evento de blanqueamiento al año producto del calentamiento del océano.
Asimismo, habrá una retroalimentación positiva entre el cambio climático y el cambio de uso de suelo, principalmente por deforestación. Se proyecta para el Amazonas, un aumento en la ocurrencia del fuego, degradación del ecosistema y pérdida, a largo plazo, de la estructura ecosistémica.
Estrategias de adaptación para América Latina
El reporte destaca cuatro riesgos claves para el sur de América del Sur, que requieren especial atención a la hora de diseñar medidas de adaptación:
- Riesgo para las personas y la infraestructura por inundaciones y deslizamientos.
- Riesgo de aumento de epidemias, particularmente de enfermedades transmitidas por vectores.
- Riesgo de inseguridad hídrica debido a la disminución de la capa de nieve, la reducción de los glaciares y la variabilidad de las precipitaciones.
- Riesgo para los ecosistemas socioecológicos costeros debido al aumento del nivel del mar, inundaciones y erosión de la costa.
En relación a esto, desde ALPA Soluciones Climáticas, hemos identificado la necesidad de los municipios de adaptarse ante el cambio climático y por eso los acompañamos a través de la elaboración de los Planes Locales de Acción Climática (PLAC). Estos son diseñados para cada una de las siguientes dos fases:
Fase de mitigación
Para esta fase se debe realizar un inventario de gases de efecto invernadero (IGEI), definir una meta de reducción de GEI y acciones para alcanzarlas. Al momento se han realizado 176 inventarios en latinoamérica.
Fase de adaptación
El diagnóstico se realiza a través de una evaluación de riesgos climáticos. Una vez realizados se definen objetivos para la prevención de impactos por eventos meteorológicos extremos y se definen las acciones necesarias, para aumentar la resiliencia a los fenómenos del cambio climático. Al presente año, 94 municipios finalizaron los mapas de vulnerabilidad climática.
Volviendo al reporte del IPCC, este hace hincapié en que ya se están implementando medidas de adaptación en América Latina, con el objetivo de reducir los riesgos que azotan a la región. Por ejemplo, las estrategias de adaptación para la producción agrícola más implementadas se basan en el manejo y conservación del suelo y agua, rotación de cultivos, sistema de alerta temprana, entre otros.
Entretanto, las iniciativas de adaptación para el sector salud se centran principalmente en el desarrollo de servicios climáticos, como la vigilancia y los observatorios integrados de clima y salud, la previsión de desastres relacionados con el clima y los mapas de vulnerabilidad.
La gestión del agua, es otra medida adaptativa que se observa en la región. Estas consisten en mejorar la cantidad y la calidad del suministro de agua. Bajo este objetivo, se incluyen los grandes proyectos de infraestructura que, sin embargo, a veces son cuestionados y pueden profundizar los conflictos relacionados con el agua.
De igual forma, la adaptación urbana forma parte de las estrategias de la región e incluye medidas en materia de regulación, planificación, gestión de aguas urbanas y vivienda.
Por último, las ciudades no solo precisan de una buena planificación, sino que también necesitan acceso a fondos externos. Bajo esta premisa, la adaptación al cambio climático requiere financiamiento e inversiones a largo plazo, que van más allá de los términos políticos cíclicos. Es clave repensar cómo hacer que los fondos internacionales de adaptación lleguen a las ciudades e innoven.
Referencias bibliográficas
- Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Working Group II contribution to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.
- https://report.ipcc.ch/ar6wg2/pdf/IPCC_AR6_WGII_FinalDraft_FullReport.pdf
Autora: Josefina Bordino, Licenciada en Recursos Naturales (FCAGR – UNR). Especialista en Planes de Acción Climática para la RAMCC y asesora externa para ALPA.