Medir la Huella de Carbono es cuantificar y generar un indicador del impacto que tienen las actividades realizadas por personas, organizaciones, eventos, entre otros, sobre el medio ambiente y el ecosistema. Dichas actividades emiten un conjunto de Gases de Efecto Invernadero (GEI) sobre los cuales se realiza la medición para determinar el grado de contaminación del organismo al cual se está midiendo y su influencia en el calentamiento global. El resultado final está dado en emisiones de Dióxido de Carbono Equivalente (CO2eq).
El sector de la construcción tiene un peso muy relevante en el total de las emisiones de efecto invernadero. De hecho, la actividad de construcción es el mayor consumidor de recursos naturales, sin embargo, menos del 1% de las empresas de esta industria miden su huella de carbono.
Actualmente se estima que este sector es el responsable del 40% de las emisiones de CO2 globales, utilizando más de la mitad de los materiales extraídos en el mundo, que ya es responsable del 28% de las emisiones de CO2 de todo el planeta.
Importancia de medir la Huella de Carbono
Además de los indudables beneficios que podrá tener sobre el medio ambiente, la calidad del aire y la salud, tener identificado y medido el impacto ambiental de un edificio sirve para desarrollar nuevas metodologías de trabajo en la construcción. Identificar correctamente las fuentes de emisiones de una construcción en todo su proceso productivo permite definir mejor los objetivos y las medidas a implementar para reducir esos niveles además de buscar alternativas más sostenibles, tanto de innovación de materiales como de técnicas constructivas cuyo impacto sea cada vez menor.
Por otro lado, permite reforzar aquellas acciones que trabajan en favor del medio ambiente y la salud incrementando la cadena de valor de sus proveedores. Por último, el compromiso ambiental de las empresas constructoras generan lazos de confianza con los consumidores a través de un ejercicio de transparencia evidenciando una clara concienciación sobre el impacto de las emisiones de dióxido de carbono tanto de los materiales como de las técnicas utilizadas en todo el proceso constructivo de un edificio.
Emisiones del sector de construcción
A partir de las mediciones realizadas por el equipo técnico de Huella de Carbono de la RAMCC, se han podido identificar ciertos puntos en común en cuanto a emisiones en este sector.
En referencia con las emisiones directas, las fuentes de emisión se registran debido a la utilización de combustibles, tanto en fuente móviles como en fuentes fijas, en los proyectos que se lleven adelante y en centros fijos. Esto se debe a la utilización de distintos tipos de maquinaria para el desarrollo de la actividad constructora, desde vehículos para el movimiento de materiales, hasta otro tipo de tecnología que requiera combustible para su empleo, como pueden ser los grupos electrógenos.
Como segunda fuente de emisión, encontramos que el consumo de energía eléctrica representa un alto porcentaje del total de la Huella de Carbono. Al igual que en las emisiones directas, la utilización de energía eléctrica se da tanto en proyectos como en centros fijos u oficinas propios de la constructora.
Por último se deben analizar las emisiones indirectas de GEI. En este caso, dependiendo de las fuentes que se tengan en cuenta para la medición, podrían ser las que mayor emisión presenten en la Huella de Carbono. Aquí encontramos que una gran cantidad de gases de efecto invernadero que provienen de la utilización de materiales para la construcción; además de una alta generación de residuos tanto en proyectos como también en oficinas, emisiones por traslados de personal a los respectivos lugares de trabajo, disposición final de los residuos, entre otras fuentes.
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