El rol de los bancos en la acción climática

Recientemente, con la presentación de resultados del Banco Coinag, hemos mencionado la importancia de las entidades financieras en el desarrollo económico sostenible. Al mismo tiempo, investigadores españoles de la Universidad Jaime I han profundizado en el tema trabajando en un listado de herramientas que tienen a disposición los reguladores financieros, con algunas consideraciones que resulta pertinente traer a consideración.

En la nota, sostienen que incorporar el cambio climático como factor de riesgo permite alertar de posibles pérdidas y oportunidades, y como consecuencia, proponen pasar de un esquema de inversión tradicional a uno nuevo de inversión sostenible, que contempla la medición de Huella de Carbono.

Cabe destacar que el riesgo climático incluye eventos físicos como incendios o inundaciones, y también la transición tecnológica hacia una economía baja en carbono. Se trata de una nueva categoría de riesgo que puede afectar a los bancos con clientes localizados en áreas vulnerables o que están expuestos a cambios en el mercado. No controlar este riesgo puede generar problemas, pérdidas, y hasta crisis económicas.

 

“Muchos bancos ya cuentan con líneas de crédito que fomentan este tipo de inversión. Esta es una clara señal del cambio de comportamiento esperado”, desliza la autora.

¿Qué es la inversión sostenible?

Es, como mencionamos rápidamente, una alternativa a la inversión tradicional. Se diferencia en que, además de la rentabilidad, considera los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Es aquí donde la medición de Huella de Carbono se presenta como una tarea fundamental para conocer sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y trazar objetivos para poder reducir dichas emisiones y así aportar al bien común.

Claro que existen otras estrategias como el impuesto al carbón, la regulación de emisiones, o las soluciones basadas en la naturaleza, pero suelen ser evitadas por los gobiernos por el costo político que les genera. 

Es por eso que los bancos, quienes gozan de cierta independencia en la toma de decisiones, pueden asumir esta responsabilidad. Contemplar el riesgo climático en la regulación bancaria puede contribuir a la descarbonización de los portafolios de inversión bancaria y así aportar a la mitigación del cambio climático.

Fuente: The Conversation



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